Alfonso Rueda se ganó su derecho a entrar por la puerta grande de Génova y a partir de ahora el PP tendrá que contar con su autorizada opinión. No solamente por haber conseguido una victoria con mayoría absoluta, si no porque lo hizo a lo grande. El ‘novato’ ha demostrado ser un alumno aventajado, que tuvo que enfrentarse a manifestaciones, a crisis artificiales creadas desde Madrid y a una oposición perfectamente organizada para apearlo del poder. Unos adversarios que pactaron ante una ‘mayoría de minorías’ para repartirse el poder de la Xunta de Galicia. El fracaso fue estrepitoso, sonoro, de los que algunos deberían poner su cargo a disposición del partido. Pero no lo harán por un solo motivo: seguir viviendo de la política. Y así está el nivel actual. Ni más ni menos.
