Todo está inventado, incluso el fracaso. Los aficionados del Deportivo están acostumbrados a sufrir, a vivir en una auténtica noria desde hace muchas temporadas. Un día el equipo decepciona y otro, como ocurrió el domingo ante el Racing de Ferrol, te da un alegrón. Pero claro, lo difícil es conseguir la regularidad, ser un equipo serio y de los que sean temidos cada vez que el rival ve el calendario y se acerque la fecha de verse las caras ante los blanquiazules. El fracaso está al orden del día. Ahí tienen a Luis Enrique, que con la selección se dio de bruces con la realidad. El fútbol de autor no le funcionó, salvo la goleada ante Costa Rica. Ahí vieron a España en la final de Qatar. Aquí, en A Coruña, vemos al Depor ganando el playoff de ascenso al fútbol profesional. En ese empeño vemos fracaso en la dirección deportiva, no en el banquillo.
