El Arosa es uno de los máximos favoritos, por no decir el que más, al ascenso directo de categoría. La directiva confió la política de fichajes en el entrenador, Luis Míguez, que vio como uno de los futbolistas más queridos por la afición, Julio Rey, abandonaba el club abatido por discrepancias con el técnico. En la pretemporada no le fue mal, pero con el inicio de los partidos oficiales la cosa comenzó a torcerse hasta el punto de que en tres partidos solo ha sumado dos puntos de dos empates, el último ante el Arzúa, candidato a ocupar uno de los últimos puestos. Es evidente que el equipo no funciona y más allá de las crónicas periodísticas, los aficionados merecen explicaciones del máximo responsable deportivo del Arosa, que se ha quedado mudo para la opinión pública en la primera adversidad.
