La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, ha sufrido un revés por las fotos y vídeos de sus fiestas, pese a las numerosas muestras de solidaridad recibidas y a los elogios a su labor como jefa de Gobierno. En un mitin de su partido, reivindicó entre lágrimas y con voz trémula su derecho “a la alegría y la diversión” y criticó que se hicieran públicas imágenes de su vida privada. No es de extrañar que los políticos se diviertan y se tomen unas cañas los domingos al mediodía. Los hace más humanos y no tan serios. A ver cuándo se podrán ver fotos de políticos que no sean en citas populares.
