Con la mayoría de la población sumida en la pobreza, buena parte de la infraestructura fuera de servicio y un brote de cólera en pleno auge, la crisis humanitaria en Siria ha alcanzado niveles sin precedentes, pero cada vez hay menos fondos para la ayuda mientras los envíos transfronterizos están bajo amenaza. Desde el inicio de la guerra en Siria en 2011 y hasta diciembre de 2020, se calcula que cerca de 387.118 personas perdieron la vida, según la cifras que salen en cualquier buscador. Ya nadie se acuerda de ella, ni de las primaveras árabes que han dejado a los países del Mediterráneo en el colapso, sobre todo a los que no tienen un canal que una dos océanos.
