hay jurados y jurados. Ser parte de uno popular puede caerle a usted cuando menos se lo espere y verse de pronto decidiendo sobre un crimen horrible. También puede que a lo largo de su vida termine pleiteando contra el que marca los justiprecios de la expropiación de su finca. O se enfade con el del talent show que tanto critica al cantante que a usted sí le gusta. Pero, honestamente, creo que los mejores, de los que sin lugar a dudas valdría la pena ser, son los gastronómicos: Que se lo digan al panel que ayer tuvo la tarea de decidir cuál era la mejor empanada presentada al concurso de Cambados. Así sí, señor juez.
