Con bombo y boato se entregaron ayer, en Valcobo, las Banderas Azules de todas las playas de la costa gallega, que no son pocas. Sin embargo, Ferrol tiene un déficit importante entre la calidad y belleza de sus playas y el número de distinciones recogidas. Hay un motivo: las exigencias de la entidad privada que se encarga de auditar la calidad de los arenales lleva a muchos concellos a no planteárselo. Un ejemplo: el coste de los socorristas. Por eso, en este caso la partida se la lleva la Diputación que, sin pompa ni circunstancia, se rasca el bolsillo para ayudar a los ayuntamientos a limpiar y mantener sus costas.