Picasso dijo: “Cuando me dicen que soy demasiado mayor para hacer algo, procuro hacerlo enseguida”. Sin duda, muchos de los estudiantes sénior de la UOC se aplican este dicho: en la edad en que muchas personas piensan en dejar de hacer cosas, ellos y ellas se enfrentan al reto de unos nuevos estudios universitarios en línea, materias desconocidas o la entrega de pruebas de evaluación continuada. Por pasión o por entretenimiento, para continuar enriqueciéndose o para cumplir sueños pendientes, los estudiantes tienen más de 60 años. Estudiar tiene efectos colaterales como evitar la soledad y el aislamiento, favorecer que se relacionen con personas de su edad o distinta, y ayudar a establecer objetivos y rutinas. Más allá de las capacidades cognitivas, es importante saber que estas personas vienen de otro paradigma académico que ha ido cambiando a lo largo de los años. Ahora se encuentran con entornos virtuales, pero también con otras formas de enseñar por parte de los docentes, y eso les puede dificultar las cosas. Las universidades sénior son un ejemplo y muchos políticos tendrían que volver a la escuela para acabar los estudios elementales, por lo menos algo aprenderían de los mayores.
