Pues sí señores, ahí lo tienen, un nuevo deporte que no vamos a decir que lo hayamos inventado los coruñeses, no por dios, sería atribuirnos méritos inmerecidos. Lo que sí es cierto es que, a pesar de nuestro presunto mal tiempo, ―mentiras, todo mentiras― y dado el apoyo sin precedentes que nuestros munícipes le dan a la causa, dentro de nada no va a haber gente para tanta terraza, ya verán. Como no empiecen a fomentar la natalidad a fume de carozo, dentro de nada las terrazas estarán llenas, pero de telas de araña. La verdad es que las calles quedan preciosas, con sus grandes aceras y sus grandes terrazas flanqueando el bonito unicarril central para la circulación de todo lo circulable. Imagínense que lo circulable es una ambulancia o un camión de bomberos y en el bonito carril central hay un coche averiado. ¿Por dónde avanzan? ¿Por las aceras? ¡Nooo, que están las terrazas! Cachis la mar. ¡Pues no tengan ustedes emergencias, así ya no hace falta pasar por el carril central! Es que, de verdad, hay que decirlo todo. Aquí abogamos por que el “terracing” sea deporte olímpico. Seguro que ganábamos medallas a esgalla.
