Lo vemos día sí y día también en todas las ciudades. En las gallegas, también. Los vecinos son los que al final acaban por marcar las agendas de sus políticos municipales, que son los más cercanos, para tratar de resolver los problemas que ellos consideran que sus ayuntamientos tienen que solucionar. Lo hemos visto recientemente en Santiago de Compostela, Vigo o en A Coruña. Cortan el tráfico o se plantan en la sedes de los gobiernos locales para solicitar soluciones a la seguridad ciudadana (una de las causas que más preocupan), obras que no tienen sentido, ruidos causados por el ocio nocturno, etc. En ocasiones los alcaldes están más preocupados por dejar huella con acciones poco útiles, pero se olvidan de cuidar y mimar a los que los eligen. Eso es para reflexionar.
