Aunque queda toda una semana por delante, Ferrol ya está afanada en preparar una de sus fiestas más íntimas y a la vez más emblemáticas. A caballo entre el desenfreno carnavalero y el recogimiento pascual del la Semana Santa, la Cuaresma descansa sobre los mantos azabache de las rondallas. “Ya tengo la capa preparada. Mañana la pongo”, respondía Elena detrás del mostrador de Gascón. “Hoy no me puedo parar”, respondía ajetreada la representante del Centro Comercial Aberto A Magdalena encargada de repartir los carteles. Silencio: que suene la música.