
La localidad oleira de Buño, en Malpica, celebra este fin de semana la I Cocedura Tradicional Abierta, una cita que recupera una tradición con más de veinte años de historia y que después de cinco años sin celebrarse ha estrenado formato para dar mayor protagonismo al público.
La iniciativa, organizada por la Asociación Oleira de Buño con el apoyo de la Fundación Pública Artesanía de Galicia, reunió ayer a profesionales, aficionados y curiosos en el Ecomuseo do Forno do Forte de la localidad.
No faltaron las caras más conocidas de la cocedura, como la de Manuel Sánchez, que a sus ya 90 años volvió a colaborar en la carga del horno, como siempre lo hizo desde la primera edición. El día comenzó con la entrega de piezas y una breve explicación del funcionamiento del horno romano del siglo XIII, al que se fueron cargando trabajos de todo tipo: piezas aportadas por el público, creaciones realizadas en un curso profesional financiado por la Xunta el pasado invierno y piezas del propio museo. A las cinco de la tarde se encendió el fuego que dio inicio a la cocedura, en un ambiente festivo donde la colaboración fue protagonista.
Antonio Pereira ‘O Rulo’ presidente de la Asociación Oleira de Buño, fue, como antaño, el encargado de dirigir la carga. Antes del evento destacó la importancia de que por primera vez se pudieran cocer en el horno piezas del público en general. “Hacemos la primera cocedura tradicional abierta. Coceduras ya hubo varias en el Ecomuseo de Buño, pero esta vez es diferente. Antes la gente miraba, pero no participaba. Ahora cualquiera puede traer su pieza para cocer, ayudar a cargar el horno y colaborar en el momento más intenso, que es cuando el fuego está encendido”.
La expectación previa se vio reflejada en una gran afluencia de público. Ya en los días previos, Pereira aseguraba que había “mucha gente apuntada con antelación, más la que aseguró que vendría de espectadora porque quería ver de cerca esta celebración”. “No cogeremos aquí”, dijo el presidente de la asociación unos días antes, “seremos muchísima gente”. Y así fue.
La jornada de ayer concluyó con la tradicional Festa da Carroa, heredera de la caldeirada que antiguamente ofrecía el dueño de la fornada. En esta ocasión, el menú incluyó churrasco, chorizos y panceta, además de un plato y una taza conmemorativos, todo por un precio popular.
“Seguimos la misma tradición, pero con un aire renovado. Queremos que todo el público, no solo los que colaboran en la cocedura, participe y disfrute”, señaló Pereira. Hoy finalizará la cocedura con la descarga del horno, que volverá a dormir hasta el próximo año.