
“Muxía non se entende sen a súa Virxe da Barca, nin sen o seu Santuario. É algo que nos define, algo moi propio que nos dá identidade e dignidade de ser”. Así arrancaba este lunes la misa del lunes de la Barca, el vicario parroquial de Muxía, Ernesto Antonio Villegas Román, quien presidió el oficioi de clausura, acompañado del cura párroco Daniel Turnes Rey.
El regreso de la talla a su lugar desde la iglesia parroquial congregó a numerosos vecinos y peregrinos que finalizaban su Camiño en este día. La comitiva estuvo acompañada de la Banda Municipal Eduardo Pondal.
La popularidad del sentimiento muxiano fuera de sus fronteras crece en cada edición, siendo muy visible en esta última. Personas llegadas desde Reino Unido, Estados Unidos, Corea del Sur y Taiwán se mezclaban entre lso locales, en una concurrida procesión y misa solemne, cantada por la Coral Polifónica de Muxía. “Unidade” fue la palabra más repetida en una homilía en la que se animó a engrandecer, todavía más si cabe, la devoción por la Virxe da Barca.
Restauración del santuario
Además, Daniel Turnes celebró la firma del convenio con la Xunta, de unos 250.000 euros, que permitirá restaurar el interior y exterior del santuario, y destacó que el siguiente paso será la recuperación del retablo que se perdió en el incendio del 2013. La eucaristía remató como la entonación del himno de la Barca, que arrancó numerosos vivas y salves a la patrona. Remata así la popular romería, con el sueño de lograr el sello internacional.
En las calles de Muxía había cuatro testigos que conocieron de cerca la tradición el fin de semana. Los relatos independientes de David Smith, Elizabeth Phamestir, Yo Han y Sindy Wang coinciden en que decidieron prolongar su peregrinaje de Santiago a Muxía, conocedores de la gran historia y el entorno natural. No son creyentes, pero algo les removió por dentro estos días tras la experiencia, confiesan.