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Carballo

Los trabajos de restauración del Monte Neme arrancarán a finales de este mes

La Consellería de Industria está esperando a que se cumpla el plazo legal para formalizar el contrato

Una de las icónicas balsas del Monte Neme
Archivo

Las obras de restauración de la antigua mina del Monte Neme comenzarán a finales de este mes tras casi una década de espera. Fuentes de la Consellería de Industria confirmaron que estas son las previsiones una vez que el proyecto fue adjudicado el 23 de septiembre a la UTE Monteneme, formada por Intacta Gestión Ambiental, de As Pontes, y la carballesa Voladuras y Transportes Blanco, ubicada en el polígono de Bértoa, por 1,4 millones de euros

Por el momento el contrato no está formalizado, porque el departamento autonómico está dejando pasar los 15 días respectivos que exige la ley de contratación pública. Una vez pasado este período, la Consellería firmará el contrato y se procederá al inicio de las obras que tendrán un plazo de nueve meses. 

Tal y como se informó en estas mismas páginas anteriormente, la empresa carballesa VTB está especializada en obras civiles y explotación minera. Con más de 40 años de experiencia en el sector, ha trabajado en varias obras estratégicas en la comarca, como los vasos del vertedero de Sogama o los movimientos de tierra de la autovía de la Costa da Morte. 

Asimismo, su socia para esta actuación, Intacta Gestión Ambiental, es una empresa de procesos de ingeniería especializada en trabajos como el tratamiento de aguas residuales o la recuperación de suelos contaminados, que son donde las actuaciones fundamentales que se realizarán en el monte que comparten los concellos de Carballo y Malpica. 

Esta actuación que se financiará con fondos europeos cambiará por completo el paisaje lunar que desde hace años luce la antigua cuenca minera. Lo primero que desaparecerán serán las ya icónicas balsas, pero no lo harán de la noche a la mañana, sino que será un proceso que se extenderá durante los primeros seis meses de trabajos.

En concreto, como ya se detalló hace unos meses, los primeros trabajos se centrarán en eliminar las más de 41.000 metros cúbicos de agua contaminada acumuladas en los antiguos huecos mineros y garantizar que el vertido final se realice cumpliendo con los estándares de calidad ambiental establecidos por la normativa vigente.

La depuración del agua que después se verterá en el rego do Porriños es el paso indispensable ya que las balsas contienen concentraciones elevadas de metales pesados y otras sustancias contaminantes. En algunos casos, como el del cadmio, el níquel o el plomo, los niveles multiplican por diez los máximos permitidos por la ley. También se han detectado cantidades muy elevadas de aluminio, mercurio, cobre, zinc y cianuros, además de un pH muy ácido.

Una vez que el agua sea tratada hasta tener las condiciones ambientales aceptables, será vertida de forma controlada en el rego do Porriños. Para ello se construirá una conducción por gravedad empleando una tubería de polietileno de alta resistencia, equipada con válvulas automáticas y un sistema de control que garantizará el correcto funcionamiento del vertido. Durante todo el proceso se realizarán controles continuos de pH, presión, turbidez y conductividad, así como análisis semanales de metales pesados, sólidos en suspensión y compuestos orgánicos. 

Esta vigilancia será especialmente intensa en las primeras semanas, cuando se establecerá la curva de rendimiento del sistema. A partir de ahí, se mantendrán controles quincenales hasta completar el vaciado de las balsas. Una vez finalizada esta fase se abordará la remodelación del terreno, la revegetación con especies autóctonas y la recuperación paisajística del entorno. El plan prevé la siembra de más de 2.500 plantas por hectárea, combinando un 16% de especies arbóreas con un 84% de arbustivas. 

Las especies principales serán el carballo y el sauce, pero también arbustos como el brezo, el espino albar, el mirto, el endrino, el laurel portugués, la zarzamora o el rusco, aunque se trata de una lista orientativa, todas deberán ser especies autóctonas