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Carballo

Cáritas, un apoyo constante para la gente más vulnerable de toda la Costa da Morte

La labor de esta entidad llega cada día a cientos de personas y familias que atraviesan dificultades.

La carpa de Cáritas en Carballo durante una pasada campaña
Mar Casal

En el corazón de la Costa da Morte, donde el mar marca el ritmo de la vida, hay otra marea que no se detiene: la de la solidaridad. Día a día, Cáritas Interparroquial de Bergantiños teje una red silenciosa pero firme que sostiene a cientos de personas y familias en los municipios de Carballo, Coristanco y A Laracha

Con 23 Cáritas parroquiales la entidad se ha convertido en un punto de apoyo imprescindible para quienes atraviesan momentos difíciles. Su labor abarca desde la cobertura de necesidades básicas hasta la inserción laboral y el acceso a una vivienda digna. La primera puerta siempre es la de la acogida. 

Allí, unas 190 personas al mes encuentran orientación, asesoramiento y la posibilidad de empezar de nuevo. Desde ese primer contacto se canalizan ayudas, se gestionan trámites y se abren caminos hacia otros programas o instituciones. La atención material llega también en forma de ropa o calzado a través de la tienda solidaria Arroupa Moda Re-, que además de estar abierta al público general cada mes, unas 75 personas pueden acceder gratis a ropa, calzado, complementos y textiles para el hogar. 

En el almacén de alimentos, las estanterías se llenan y vacían con la misma rapidez con la que crece la necesidad. Cada primer martes y miércoles de mes se reparten lotes de comida, perecedera y no perecedera, a unas 170 familias, alrededor de 600 personas que dependen en parte de la generosidad de vecinos y empresas. 

Cáritas también acompaña a quienes afrontan problemas de salud o soledad. Un grupo de voluntarios visita a personas mayores y enfermas; otros ofrecen apoyo a quienes luchan contra las adicciones. De lunes a viernes, el comedor social de Carballo sirve a tres personas y el servicio de comida a domicilio garantiza un plato caliente a medio centenar de beneficiarios. 

Otro de los programas que busca aliviar la soledad es el Buen Samaritano, donde 60 alumnos reciben refuerzo escolar, acompañamiento y, sobre todo, atención cercana. También se imparten clases de alfabetización y español para personas extranjeras que buscan su lugar en la comarca. 

Hogar y trabajo, pilares clave

A las familias que atraviesan momentos emocionales difíciles se les ofrece orientación y apoyo psicológico, mientras que los mayores encuentran un espacio de cuidado y convivencia en el Centro de Día Fogar de Bergantiños, que acoge a quince usuarios cada día. Un empleo cambia mucho más que una economía. Por eso, Cáritas promueve la inserción laboral con una bolsa de empleo activa y cursos adaptados al mercado local. 

Actualmente están en marcha la atención sociosanitaria a personas dependientes, con 18 alumnas y Corte y confección – maquinista industrial, donde hay 10 alumnas. En el ámbito de la vivienda, Cáritas gestiona y colabora en varios recursos residenciales que suman más de 60 plazas que ya tienen lista de espera. Casas como San Cristóbal (Lema), Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (A Brea) o el Hogar Doña Basilisa (Carballo), gestionadas directamente por la entidad, junto con otros hogares de acogida parroquiales, ofrecen techo y acompañamiento a personas sin hogar, mujeres en situación de vulnerabilidad, inmigrantes o mayores sin apoyo familiar. 

La red solidaria se extiende más allá de Bergantiños. En Cee, el comedor social, gestionado por los voluntarios, lleva trece años sirviendo comidas diarias a una treintena de familias. En Camariñas, un grupo visita y acompaña a una docena de personas mayores que viven solas. En Fisterra, la atención se centra en los inmigrantes, especialmente en aquellos vinculados a la actividad portuaria, a los que dan clases de español y asesoramiento jurídico, en colaboración con el propio Concello.

 Y en Vimianzo, el economato solidario permite a 25 familias al mes adquirir alimentos e higiene básica. Además, cada invierno, la solidaridad se hace visible en la carpa instalada en el atrio de la Iglesia de San Xoán Bautista de Carballo durante un mes. Allí, Cáritas organiza su tradicional campaña de Navidad, la Operación Kilo-Litro, la venta simbólica de ropa y los productos de la huerta solidaria de Sísamo. Más allá de los números, lo importante son las personas. Cada ayuda, cada visita o cada comida compartida reflejan el trabajo cotidiano de una red que sigue presente allí.