La Fundación ceense Blanco de Lema mantiene vivo el legado de su mecenas
Emotivo homenaje a todos los miembros de la entidad durante la clausura del Mes da Fundación

La Fundación Fernando Blanco de Lema continúa trabajando para mantener el legado de su mecenas en la villa ceense. El domingo se clausuró el programa del XII Mes da Fundación, tras numerosas actividades culturales en los últimos días.
Además, este 26 de octubre quedará marcado como una fecha especial en la historia de la centenaria fundación, puesto que, por primera vez se celebró un acto de reconocimiento a todos los integrantes que formaron parte de la entidad desde la creación de su Patronato el 21 de enero de 1960.
El acto comenzó con la intervención del secretario de la fundación, Darío Areas Domínguez, quien se refirió a las tres fechas clave del 150 aniversario que se cumple en este año 2025. Se trata de la firma del testamento del mecenas en La Habana el 2 de abril de 1875, su muerte el 5 de abril del mismo año y el nacimiento de la fundación ese mismo día.
Areas analizó las distintas cláusulas contenidas en las ultimas voluntades del benefactor, haciendo especial hincapié en la que se establecía que en Cee se construyese un colegio de primera y segunda enseñanza, lo que daría lugar a la inauguración del instituto Fernando Blanco en el año 1886 y de la Escola das Nenas un año más tarde, en 1887.
También se refirió a la etapa de la entidad bajo el control de los testaferros y como en el año 1961 a raíz de una serie de problemas se decidía crear el Patronato de la entidad. Desde entonces, fueron un total de 28 personas las que formaron parte del mismo y a todas ellas se les rindió homenaje este domingo durante el acto de clausura del Mes da Fundación, 13 de ellas a título póstumo. “A título póstumo ou ben a título persoal, rendéuselles unha merecida homenaxe polo seu compromiso e traballo altruísta, grazas ao cal a Fundación hoxe pode presumir de século e medio de historia”, subrayan desde la Fundación.
El diploma que recibieron tiene de fondo el grabado de Blanco de Lema que elaboró el mallorquín Bartolomé Maura inspirándose en uno de los retratos que hizo del fundador Federico de Madrazo. También lleva dos fotografías antiguas de los dos centros educativos, los nombres de los patronos y los cargos que ostentaron y una frase del primer director del instituto en la que destacaba la gratitud que la villa debía tener con su fundador por el amor que le profesaba.