Las fiestas son para divertirse. Y con ese espíritu las entienden las más de 26.000 almas que llenaron la plaza de María Pita durante el concierto de Omar Montes. La solvencia musical de otros artistas consagrados se compensa con la meritoria capacidad de dar un buen espectáculo. Hacer disfrutar es el objetivo. Para ir de críticos tenemos el resto del año.