
El titular de la explotación Denillón Ganadera, Jesús Cures, está desesperado porque las manadas de cuervos están destruyendo parte de sus plantaciones de maíz forrajero. Hasta el momento los daños han afectado a cerca de cuatro hectáreas o, lo que es lo mismo, a más de 90 ferrados.
El ganadero considera que en Denillón, una pequeña aldea de la parroquia de Nantón, hay más de 200 cuervos y asegura que su número no deja de crecer año tras año, al punto de convertirse en “una auténtica plaga”. “Cuando voy a echar de comer a los perros se arremolinan todos a mi alrededor, en una escena más propia de la película ‘Los Pájaros’”, explica.
Los daños que le ocasionan estas aves no se reducen a comerse el grano justo cuando empieza a germinar la planta, si no que también destrozan los plásticos de los silos echando a perder cantidades importantes de alimento. para el ganado. Además, su presencia masiva entraña un evidente riesgo para la salud de las vacas, toda vez que acceden al interior de las naves y muchas de sus deposiciones acaban en el estómago de los rumiantes. “Sus deposiciones son contagiosas, algo en lo que me inciden todos los veterinarios que pasan por la explotación, aunque ellos poco más pueden hacer que ponerme en alerta sobre el problema”, señala Cures Negreira.
Así las cosas, este ganadero optó esta semana por exponerle la situación al alcalde de Cabana, José Muíño solicitando la mediación del Ayuntamiento porque dice sentirse impotente. “La solución no es fácil porque los cuervos no se pueden matar si no dispones de autorización para una batida, además, con la actual normativa las granjas de vacas no solo no se pueden cerrar, sino que ni tan siquiera te permiten colocar una tela mosquitera para evitar que esos pájaros accedan al interior”, señala.
Desde el Concello de Cabana se han comprometido a ayudarle y el primer paso para ello será que la Policía Local pase por Denillón para levantar acta detallada de la situación, para poner luego la misma en conocimiento de la Administración autonómica. Jesús Cures se muestra agradecido por la sensibilidad mostrada por el regidor local y espera que las gestiones que pueda hacer Muíño tengan resultados más o menos inmediatos. “Si las medidas tardan quince días, desgraciadamente ya no habrá nada que hacer porque buena parte de las plantaciones de maíz ya estarán destrozadas”, vaticina el ganadero.
La única nota positiva en toda esta problemática es que Denillón Ganadera tiene su base territorial repartida en varios emplazamientos. En Denillón la superficie que destinan a maíz suma 22 hectáreas, a las que hay que sumar los alrededor de 90 hectáreas sembradas en Gándara, parroquia del vecino municipio de Zas, y las más de 130 con las que cuenta en la parroquia cabanesa de Anos. Curiosamente, apunta Jesús Cures, “en ninguno de estos dos últimos lugares hay cuervos, parece que se pusieron de acuerdo para venir todos para Denillón”.
El ramalazo de humor parece más bien un recurso de autodefensa, toda vez que reconoce que en muchos momentos, y más en este contexto de precios disparados, le han dado ganas de “tirar la toalla”. Lo peor, añade, “no es que me pase a mi, que estoy cerca de la jubilación, si no que mi hijo también está muy desanimado”.