
La céntrica Iglesia de Santa María de Torás, en la capital municipal de A Laracha, suscita quejas entre aquellas familias en las que alguno de sus miembros tiene problemas de movilidad y entre integrantes del colectivo de la tercera edad con dificultades para caminar.
Las quejas obedecen a la barrera arquitectónica que supone la existencia de un triple escalón en el acceso al templo. Se trata de un obstáculo insalvable para cualquier usuario en silla de ruedas y para mayores con problemas de equilibrio.
Por tal motivo, cada vez son más las voces que piden que se garantice la accesibilidad universal construyendo una pequeña rampa por uno de los laterales, además de instalar una barandilla que sirva de apoyo y protección contra las posibles caídas.
Esas voces críticas inciden además en que se trataría de una actuación que no conllevaría una gran inversión, ni tendría gran impacto desde el punto de vista estético siempre que se utilicen materiales noble